Veníamos de un lustro en el cual el 250cc, debido al interés mostrado por las fábricas en cuanto a desarrollo, patrocinio, participación y calidad de sus pilotos había cogido un nivel considerable. Tanto como para restar importancia a las otras categorias e incluso mirar al 500 por encima del hombro.
El año 1997 fue el culmen de esta época. Max Biaggi abandonaba Aprilia para demostrar que con una Honda y su orgullo, también podía ganar. Y Harada quería hacer lo mismo, pero cambiando la Yamaha por una moto de Noale.
Y llegaron al GP de Alemania. Cuatro magníficos luchando por cada centímetro de pista (Biaggi, Jaqcue, Waldmann, Harada) pero en realidad podían haber sido hasta diez porque ese año fue una gran «cosecha motera», llámese: Ukawa, Capirossi, Tsujimura, Aoki, Perugini, McWilliams y por si eran pocos, dos invitados magníficos, Marcelino Lucchi y el malogrado Kato.