Los que seguís habitualmente motoadictos, sabéis que no es una página que abusa de tópicos moteros. O por lo menos, los evitamos. No por nada, sino porque por norma general nos gustan tanto las motos y sus historias que a veces nos ponemos a hablar del día a día motero, de anécdotas o de personajes que para nosotros son “de todos los días” y sin embargo no son tan conocidos para la mayoría del espectro motero.
Seguramente, el diseño de la camiseta que hemos hecho con tanto cariño, dedicación y respeto, aprovechando el vigésimo aniversario de la gesta, sea una de esas historias que no incurren en los tópicos moteros de foros y revistas…¿tú la conoces? Si no es así, disfrútala y presume con tus amistades moteras.
Es una historia romántica, de tiempos pasados en los que el ingenio, la determinación y las sensaciones podían con la tecnología; una batalla épica.
ARGENTINA 1994:
Jorge Martínez “Aspar” y su equipo habían estado corriendo todo el año con una Yamaha 125 claramente inferior en prestaciones a las Honda y Aprilia del resto de la parrilla (unos 20 Km/h de diferencia en velocidad punta). A su favor, disponían de una moto fiable, con algo de aceleración, pero poco más.
Tanto Jorge, como el equipo capitaneado por Quique (su mecánico de siempre), apostaban por un cambio en las cotas del chasis que les permitiera recuperar en frenadas y paso por curva la barbaridad de diferencia que había en motor. Pero la Yamaha de 125 en aquella época no disponía de excéntricas para cambiar ni ángulo ni avance.
Sólo quedaba una solución: Sierra radial y a cortar el chasis de aluminio y volver a soldar. E intentar ganar en las frenadas gracias al chasis y el enorme disco de freno de 320 mm lo que se perdía en las rectas.
Por supuesto el ingeniero japonés de Yamaha, con esa tozudez y cordura típica del país del sol naciente, se negó en rotundo. Y desde Yamaha Japón, no querían ni oír lo que se planteaba. Pero en Alzira, Jorge y Quique, habían tomado una decisión y no había vuelta atrás, había que cortar el chasis y volver a soldar porque ellos sabían cuál era la solución. Y así fue.
Se presentaron en el circuito de Buenos Aires con la moto y su “corta-pega” particular.
Ese día, para el equipo, sólo servía la victoria. Y no por los 25 puntos, sino porque había mucho más en juego. Se jugaban la palabra de un piloto tetra-campeón del mundo y su equipo técnico respecto al fabricante que no había atendido sus peticiones; se jugaban seguir demostrando su credibilidad, que había piloto, que había equipo, pero no había moto; se jugaban la batalla entre hombre-máquina. Y por supuesto, se jugaban el puesto de trabajo del pobre ingeniero japonés que aun negándose a que lo hicieran, cortaron el chasis finalmente.
La carrera se decidió en las vueltas finales entre Ueda (con una Honda muy veloz) y Aspar con su Yamaha “casera”, con la que, aprovechando su mayor estabilidad en frenada lo superó y se fue camino a la victoria a dos curvas del final.
Lo que vino después, obviamente fueron lagrimas y alegría por lo que supuso esta victoria. Un espaldarazo al trabajo siempre bien hecho desde las filas del Team Aspar.
Esta es la historia de la última victoria de Jorge Martínez “Aspar” como piloto, que casualmente este año, se celebra su vigésimo aniversario y además, se vuelve a correr en Argentina.
Por ello hace ya unos cuantos meses, Tono y yo pensamos la posibilidad de homenajear a Aspar y Quique con una camiseta «edición limitada» de 50 unidades, en la cual sale en forma de cómic como pensamos nosotros que cortó Quique con la radial el chasis de aquella Yamaha en 1994.
Que gracias al pequeño y humilde homenaje nos permitieran conocer la historia contada por ellos mismos, que nos enseñaran la soldadura de la Yamaha y que Quique se pusiera a «cortar» como en la camiseta, fue todo un honor.
Y que además de las camisetas “Aspar-Quique” que les entregamos en conmemoración, nos pidieran para uso propio más camisetas de otros diseños de motoadictos, nos hizo dar saltos de alegría porque eso quiere decir que son camisetas muy moteras, sin duda.
Para Jerez ¡os las llevo al paddock! (a los seguidores de motoadictos les pido que me perdonen este servicio a domicilio especial, je)
Y si alguien se pregunta que pasó con el ingeniero japonés de Yamaha…conservó el puesto de trabajo por conseguir la victoria pero desde oriente advirtieron que NUNCA más aceptarian otra cosa igual aunque hubiese otra victoria, las normas son las normas.
Para más datos, pincha directamente en el Team Aspar.