Puede que alguien que los haya visto en la pantalla del cine, asociándolos a la tecnología que tenemos al alcance, haya pensado que existen; pero no, los Transformers no existen.
Siempre que veo una película en la que el “mal” se apodera de todo y me inquieta, me tranquilizo a mí mismo apoyado en la teoría del ying-yang. Es decir, si el guión del film fuera real y hay un “mal” también habrá un “bien” que intente mantener el equilibrio.
Otras veces, directamente filtro el guión por la realidad y cae como un castillo de naipes.
Y en el caso de Transformers, es imposible que el guión funcione.
Imaginemos por un momento que hubiese “Decepticons y Autobots” en forma de moto.
Si alguno de ellos se ha visto afectado por las circulares mandadas por los fabricantes de motos, no podrían ni moverse.
Os meto dentro de la escena de la película:
Estás en mitad de una batalla de Transformers (elige el bando y la marca que quieras) de BMW K1200S, Honda CBR1000, Aprilia RSV, Suzuki GSXR 600, SYM, Ducati MultiStrada, Harley Davidson, Triumph Street, KTM SuperDuke1290, Benelli TNT, Kymco y una marca china desconocida. Doce motos, doce Transformers.
Autobots y Decepticons, se han transformado en robots y después de la verborrea peliculera y amenazas, comienzan las hostilidades con todo tipo de golpes y saltos.
Tú, como humano intentas ayudar pero te apartas porque la cosa se pone peligrosa. La CBR 1000 ha podido con la K1200S que está en el suelo pero cuando le va a asestar el golpe de gracia, se oye un ruido raro de motor y desfallece a su lado cayendo a plomo. No hay duda, tiene pinta de cojinetes de cigüeñal y tensor de distribución, ha muerto. La BMW, se levanta rápidamente y se ríe al ver caer a su enemigo. Se lanza corriendo a ayudar a sus compañeros pero de repente no puede frenar, le falla el módulo del ABS (su dueño no lo cambió porque costaba 2500 €) y también le falla el primario del cambio; ni freno ni transmisión, está fuera de combate.
Dos menos. Pero la batalla sigue. Y van cayendo sin vencedores ni vencidos; caen porque la vida real no admite Transformers.
La Aprilia RSV hace rato que machacó su rodalibre. La GSXR 600 no puede moverse porque su regulador se ha quemado. Y antes, a mitad de batalla se había quedado con tacto esponjoso en la maneta de freno. La MultiStrada sin freno trasero. Harley va demasiado lenta, gasta mucha energía y el cambio falla. La Triumph y los rodamientos de rueda (piernas) están machacados. La KTM 1290 tiene el eje trasero con holguras lo que repercute en que le flojean las piernas. La Benelli TNT una vez transformada en robot no ha podido moverse…no tenía batería. La Kymco y la SYM estaban con los motores gripados peleándose.
Y tú, viendo toda esa masacre y pensando: ¡Pero si ni se han tocado, se han roto antes de empezar a pelear!
Pero así es la vida real, supera la ficción.
Tanto, que la moto china de marca desconocida no llegó ni a transformarse porque en el momento del combate se desmontó a piezas y se le partieron tornillos y plásticos. Calidad oriental que no tienen en cuenta los guionistas de la peli.