Rafa de motoringenieria nos telefoneó y como ya viene siendo habitual en la compra de sus motos, se oyó al otro lado del auricular:

– «No me digais que estoy loco, lo sé. Pero esta vez hay una idea de trabajo detrás»

Nuestro querido Rafa acababa de comprar una Honda Spazio 250 del año 86.

Como ingeniero homologador que es, tenía una idea curiosa en mente: transformar la Spazio en una de esas unidades japonesas que sólo son chasis, motor, ruedas, monopatines por pisaderas y que fuera legal con su ITV correspondiente.

Si por alguna de aquellas no había posibilidad, habría que dejarla de estricta serie con una restauración impecable.

La restauración (por suerte para nosotros porque amamos las motos de serie) fue la opción elegida ya que para el scooter nipón, había que hacer una serie de reformas no admitidas.

Una restauración consta de tres partes. La primera es la más visible ¿Qué es lo que más destaca y entra por los ojos? Obviamente, la pintura. Para este trabajo hemos contado de nuevo con el desaparecido temporalmente «Pintor bohemio». Es un genio, no he visto nada igual, creo que el resultado se aprecia en las fotos. Cuando quiere, hace auténticas maravillas reparando plásticos. El mismo Rafa no daba crédito cuando vió la pintura. Enhorabuena maldito perro zombie.

Pero en una restauración no sólo hay pintura. Ni mucho menos. Ahí están mis compañeros que han revisado toda la parte mecánica, adecentado plásticos, limpieza de motor, engrase general, detalles, etc. Con el mismo cariño que aplican a todas las motos pero con el añadido que, con la CN 250 nos hacía especial ilusión dejarla nueva. Y se nota la currada que se han pegado. Chapeau.

Y la tercera parte, que podría ser la primera porque además es la persona que paga, es el cliente. Es fundamental en estos procesos y no porque tenga que soltar billetes sin sentido, sino porque debe tener bien claro lo que quiere, nosotros ofrecerle información de todos los avances y el, no tener prisa dentro de unas fechas dadas; es primordial para hacer un buen trabajo. Y en esto Rafa ha sido fabuloso. Gracias por tus indicaciones, tu paciencia y por dejarnos mantener tus motos.

Como veis, una restauración no es sólo pintura, es necesario un equipo.

GRACIAS a todas las partes implicadas, he disfrutado de este Volvo de los 80 con forma de scooter (como lo describe su dueño) como si fuera mío.

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