«Nunca mejor dicho: Más vale maña que fuerza. La verdad, a mis 37 años, que nunca había subido en una moto y tras comprarme la mía, quien me dijera que a los 15 días iba a estar en manos de esta gente y que a los 30 minutos iba a estar «rascando rodilla», pues no le hubiera creído.
Muy recomendable. Y es que te enseñan que «más vale maña que fuerza». 4 cosas, pero bien explicadas: No agarrar fuerte el manillar, cómo descolgarse de la moto, mirada lejana y…vualá!
Repetiré ¡vaya si repetiré!»