«Una experiencia genial para perder el miedo y creerte piloto por un día. Una vez te sueltas después de la primera caída empiezas a ir a más perfeccionando la posición gracias a las observaciones del monitor ¡aunque eso no quita que te vuelvas a caer! Las Honda son unas máquinas que dan mucho más de sí de lo que parecen y son perfectas para echar rodilla a tierra sin miedo. Totalmente recomendable para moteros de cualquier nivel. Tan sólo faltó un almuerzo un poco más contundente para tanto esfuerzo, jeje»